domingo, 23 de mayo de 2010

Pentecostés

Paseo por el Moncayo, desde la fuente del Sacristán hasta el pie del cucharón y luego a comer a la ermita y fuente de San Gaudioso, que al parecer fue un monje del siglo V que llegó a ser obispo de Tarazona. Por el camino, entre pinares, robledales y hayedos, y con el rumor lejano de los arroyos como música de fondo, se escucha la conversación como de patio de vecindario entre mirlos, petirrojos, pinzones, herrrerillos... ¿Qué se dirán? (oigan, oigan). A la vuelta, con el aroma de la genista todavía en la memoria, resuenan en la mente los versos de una vieja canción...

ven, oh luz,
llena este momento,
invade de silencio este espacio
que robas y rompes,
ven, oh mar...

Es pentecostés y todo es regalo. Como Martina.

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