jueves, 30 de septiembre de 2010

Preludio

Salgo de clase, a última hora de la tarde, agotado después de una jornada intensa. Ya ha anochecido, pero la temperatura es cálida, casi veraniega —el otoño es como la primavera vuelta del revés, me dijo una vez A.— y a través de la ventana abierta llegan hasta el despacho los ecos del conservatorio cercano: una amalgama confusa de notas, escalas y fragmentos de diferentes melodías, interpretadas torpemente por instrumentos de cuerda y de viento, pero que juntos recuerdan el sonido involuntariamente armónico de la orquesta afinando antes de empezar un concierto. Como si fuera una bandada de pájaros revoloteando excitados antes de iniciar su travesía. Un incierto preludio. Vida.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Día de huelga general

Venire contra factum proprium non valet. Hace un par de días contaba la prensa que algunos diputados socialistas que votaron sí a la reforma laboral se han manifestado a favor de la huelga general convocada para hoy, al parecer en contra de esa misma reforma. ¿Estarán arrepentidos de su voto? Más bien parece que es otro síntoma de eso que podríamos llamar con Z. Bauman "política líquida": sinuosa, movediza y fugaz. O a lo mejor, simplemente, es que la huelga en realidad no tiene nada que ver con la reforma que apoyaron.

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Predicar con el ejemplo
. A. me cuenta que en cierto departamento de la Administración algunos funcionarios no pensaban hacer huelga en esta ocasión, molestos por el hecho de que en la última convocatoria (hace unos meses) los delegados sindicales asignaron a ese día sus horas sindicales, para evitar que les descontaran del salario la jornada correspondiente, como al resto de compañeros. Desconozco si es una práctica extendida entre los representantes sindicales y le pregunto a G., que sospecha que en su empresa es lo habitual. Tal vez son casos aislados; o un ejemplo más de eso que Lipovetsky llamaba el altruismo indoloro.

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La Facultad está casi vacía. Algunos han hecho huelga y otros simplemente no han venido. A media mañana, una compañera me cuenta visiblemente alterada las dificultades que ha tenido para llegar porque un grupo de huelguistas le ha impedido el paso por la fuerza. Busco en el diccionario una definición que evite el manido recurso a los eufemismos. La encuentro: Matonismo: "Conducta de quien quiere imponer su voluntad por la amenaza o el terror". Sea quien sea el matón.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Un cubo lleno de luz

"Un cubo lleno de luz". Una celebración. O la alegría silenciosa y profunda del niño que disfruta con su regalo el día de Reyes. Algo así es la lectura de Christian Bobin. Dice al dictado de las flores que se estremecen con el paso del tiempo: "Lo que constituye un acontecimiento es lo que está vivo y lo que está vivo es lo que no se protege de su pérdida". Y en otro lugar: "Yo buscaba mi alma, es decir, esa luz que cada uno debe dar antes de morir". Busquemos, pues, aun a sabiendas de que es solo regalo que se da gratuitamente —gracia.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Tres comentarios banales

P. nos cuenta que en el colegio de sus hijos, por ser bilingüe, celebran cada año el día de San Patricio, el día de acción de gracias y Halloween. Seguramente, está bien que así sea. Si alguien propusiera que en su lugar se celebrara el día de Todos los Santos, la festividad de los mayos o la fiesta del Yom Kipur, por decir algo, probablemente sería tomado por un paleto o por un sectario. Son las cosas que tiene el cosmopolitismo global.

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Tomando café con unos estudiantes, estos derivan inesperadamente la conversación hacia el elevadísimo precio de los percebes y resulta que están perfectamente al día de su cotización en mercados y restaurantes, dando la sensación —pretendidamente o no—, de que no hay nada que ellos no sepan o disfruten o no esté a su alcance.

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En otra conversación de pasillo, y a propósito de las elecciones primarias que están desarrollándose en algunas comunidades autónomas, alguien bromea proponiendo que la selección de los representantes políticos se haga a través de un reality show televisivo de esos en los que se encierra a varias personas en un mismo espacio y se les obliga a convivir y demostrar sus habilidades y su capacidad de resistencia, y se muestran al público sin ninguna intimidad. Alguien sugiere además que el proceso de selección debería incluir pruebas de baile, como ocurre en alguno de esos programas.

Puede que la sugerencia no sea trivial. En una de sus novelas —La nariz de un notario— el escritor francés Edmond About ya dejó patente la estrecha relación existente entre la danza y la política: "Has de saber, querida mía, que la danza y la política son hermanas gemelas. Agradar, cortejar al público, tener la vista fija en el director de orquesta, componer el rostro, cambiar a cada momento de traje y de color, saltar de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, dar vueltas rápidas, caer de pie, sonreir con lágrimas en los ojos, ¿no es ese, en pocas palabras, el programa de la danza y de la política?".


jueves, 23 de septiembre de 2010

Cantar y callar

En su último libro —Sociedad limitada—, el poeta Miguel D'Ors tiene un divertido poema en el que cuenta sus siete motivos para desear que no le dediquen una calle. Entre otros, dice, "porque el futuro, / al verme celebrado por mi tiempo, / acaso pensaría que fui cómplice de él. / Que quede claro, fréres humains, que yo no tuve / nada que ver con esto".

Sus versos me han venido a la cabeza y a los labios al contemplar la urgencia con la que el Ayuntamiento de Zaragoza ha decidido cambiar el nombre del Parque Grande de la ciudad y ponerle el del desaparecido José Antonio Labordeta. Aunque la prisa del Ayuntamiento no ha sido la única para no perder comba con la reacción social ante la muerte del cantautor, escritor, viajero y político aragonés, convertido ya en un referente identitario y cultural, en una figura moral. Algo así, me parece, sugería en un artículo en El Mundo de ayer su amigo Eloy Fernández Clemente (ver aquí).

Decir a veces es disentir; callar, en ocasiones, es una forma de cantar. No sé si Labordeta —a quien no tuve la suerte de conocer personalmente, pero con quien aprendí y disfruté desde hace muchos años leyendo sus versos, cantando sus canciones y contemplando sus viajes— hubiera suscrito esas palabras; pero son las primeras en las que he pensado a la hora de digerir la vorágine de estos días, el dolor de unos y la ansiedad de otros; y de entender su significado.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Dos blogs

1. Antes se decía que para "realizarse" en la vida había que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Dicen que hoy lo que se lleva es tener un blog. Bromas aparte, es verdad que esto de alimentar un blog puede considerarse para muchos como puro divertimento o un ejercicio de narcisismo, pero hay quien se juega la vida —en sentido literal, no figurado— con estas cosas. Es el caso del bloguero iraní-canadiense Hossein Derakhshan, tal como cuenta el diario El Pais: aqui.

2. Echo un vistazo al blog del movimiento "Pobreza cero" en Aragón (http://pobrezaceroaragon.blogspot.com/), que trabaja para exigir el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio acordados en la cumbre celebrada el año 2000 y que van camino de convertirse en papel mojado. A última hora de la tarde, acudo unos minutos a la concentración que han convocado hoy mismo. Hay unos centenares de personas, la mayoría jóvenes. Y entre ellos, paradojas de la vida, un mendigo va pidiendo limosna.

martes, 21 de septiembre de 2010

Caso práctico

Aunque formalmente el primer día lectivo era ayer, de hecho es hoy cuando ha empezado el curso en la Facultad de Derecho, así que les propongo un caso práctico; de laboratorio, claro: cualquier parecido con la realidad es culpa de la realidad.

Caso práctico: Imaginen una empresa de tamaño medio. A principios de año, la empresa fija el calendario de vacaciones que incluye la distribución de los turnos de verano para los diversos trabajadores, y que en ese momento nadie impugna. A uno de los trabajadores, Cayo-Ticio Pompiliano, le correspondió el primer turno del mes de agosto, que disfrutó merecidamente con su familia en una playa de la Costa Dorada.

Después de las vacaciones, Cayo-Ticio se reincorporó a su trabajo y semanas después cayó en la cuenta de que, en su opinión, la distribución de las vacaciones veraniegas que había hecho la empresa no le beneficiaba, por lo que decidió impugnar el calendario fijado por la empresa y solicitar que se le otorgue un nuevo periodo vacacional, que pasaría a disfrutar en los próximos días.

Cayo-Ticio acude para ello a la sección sindical correspondiente, que se hace cargo de la representación y defensa procesal de sus derechos e intereses legítimos, e interpone la correspondiente demanda contra la empresa ante los Juzgados de lo Social.

Cuestiones para el debate: ¿Considera razonable la solicitud de Cayo-Ticio?¿Considera razonable que la organización sindical interponga semejante demanda —con la consiguiente inversión de tiempo y recursos por su parte, por la parte demandada, la organización judicial, etc.?¿Cómo la calificaría, desde un punto de vista jurídico y social?

sábado, 18 de septiembre de 2010

El Tao del blog

Sí, ya sé que últimamente tengo algo descuidado el blog. El ritmo del verano parece haberse impuesto hasta estos últimos días, que he estado en un Congreso en Bilbao, y de donde me he venido, gracias a J. A. S., con la que parece ser la primera edición del Tao Te Ching en España bajo el brazo, la que hizo el jesuita Carmelo Elorduy y publicó la Facultad de Teología de Oña en 1961.

Decía Lao-Tse que "Treinta radios hacen el cubo de una rueda, pero lo útil para el carro es su nada (el vacío de su hueco). Con arcilla se fabrican las vasijas, pero en ellas lo útil es la nada (de su oquedad); se agujerean puertas y ventanas en la casa, y la nada de ellas es lo más útil para ella..."

Seguramente alguien me podrá añadir que con las palabras se construye un blog, pero lo más interesante o útil son sus silencios.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Lo imposible

Desconozco cuál es la fórmula que hace que algunas lecturas nos sigan estremeciendo casi con la misma intensidad de aquellas que nos abrieron los ojos cuando éramos jóvenes. Imagino que los factores son diversos: la calidad literaria, sin duda; el testimonio que aportan, tal vez; su capacidad para hurgar en las llagas cotidianas, o para tocar, siquiera sea levemente, los resortes del placer... quién sabe. Sea como sea, de vez en cuando, uno se encuentra con esa experiencia; la de que la lectura se convierta precisamente en un encuentro. Hace un par de años me sucedió con un libro que sigo teniendo a mano, y abriendo y ojeando de vez en cuando, como para no olvidarlo: El diario de la felicidad, del abogado y literato rumano Nicolae Steinhardt, en el que entre otras muchas cosas cuenta su detención y condena por participar en grupos literarios y su conversión en la prisión:

Lo imposible.
Esto es lo que se nos pide.
(...)
Sólo que existen dos tipos de imposible: existe el imposible imposible y existe el imposible posible. El imposible imposible —el físico— no tiene ninguna importancia y está desprovisto de significado. El ejemplo dado por los antiguos juristas —aunque hoy en día ya no tiene gracia— es totalmente concluyente: no puedes obligarte por contrato a ir a la luna. Está claro que esto no quiere decir gran cosa. Pero no es esto lo que se te pide. Se te pide otra cosa. No se te pide que vayas a la luna. Se te pide —y es algo completamente diferente— la luna. Y preferentemente azul.
Mientras no nos salgamos de lo posible, de la contabilidad, no podemos ni concebir ni pretender el paraíso.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Dos recortes de prensa

1. Leo en la prensa (esta vez en el ABC: aquí), que la Confederación Española de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) reclama diversas medidas para facilitar la conciliación de la vida familiar y profesional (lo cual está muy bien); y entre ellas se pretende que los centros escolares abran incluso los domingos: que estén abiertos las 24 horas de todos los días del año. Según uno de los miembros de la junta directiva de la organización —dice el periódico— ello "ayudaría a que los padres puedan encargarse de su negocio. Supondría una conciliación real de la vida familiar con la profesional".

No desconozco las enormes dificultades que tienen muchas personas para conciliar en la práctica su vida familiar y laboral, ni el esfuerzo y el cariño infinito con el que cuidan a sus hijos, pero la propuesta de la CEAPA también tiene algo de sorprendente: ¿es una medida para conciliar ambas dimensiones de la vida o simplemente para "ajustar" o someter la vida familiar a los imperativos de la vida profesional?¿Y dónde pondremos el límite? Ya puestos, si no, ¿por qué no dejar directamente a los niños en centros escolares desde su nacimiento para que los padres puedan trabajar y producir como el mercado exige?

A la postre, algo así era lo que proponía aquel filósofo ginebrino —vanidoso, egoísta y algo desequilibrado, todo sea dicho— que, para poder dedicarse enteramente a sus negocios —intelectuales, en ese caso— abandonó a sus cinco hijos en el orfanato y pasó a la posteridad predicando las virtudes de una educación comme il faut, transferida de modo íntegro y absoluto al Estado, porque al fin y al cabo, como decía él mismo, no somos sino posesiones del Estado. ¿O no?

2. En El País, artículo de opinión de Gregorio Peces-Barba (véase aquí), en el que arremete contra Tirios y Troyanos. Una de sus catilinarias va dirigida contra un obispo del Opus que al parecer ha criticado la Ley del Aborto "con una virulencia desmesurada". En su critica al obispo, Peces-Barba afirma tajante que "no hay cotos vedados a la soberanía del Estado". Es verdad. Si no, que se lo pregunten a Shakinah Mohammadi Ashtiani, que espera en la cárcel iraní de Tabriz la ejecución de la pena —a morir lapidada— a la que ha sido condenada por los Tribunales del Estado, acusada de adulterio; o a Brandie Gardner, la hija de uno de los últimos ejecutados en Estados Unidos; o a los cientos de miles de personas anónimas víctimas de las guerras en Iraq, Afganistán... Soberanía del Estado en estado puro.

martes, 7 de septiembre de 2010

Normas y creencias

Llevo toda la tarde dándole vueltas en la cabeza a un reportaje que publicaba hoy el diario El País, sobre una sentencia del Tribunal Supremo en la que se resuelve un caso de los que se conocen como wrongful birth (nacimiento equivocado). A saber: unos padres que reclamaban patrimonialmente por un diagnóstico prenatal erróneo que privó a la madre de la posibilidad de decidir sobre si abortar o no. El debate no es nuevo. Y el Tribunal Supremo, como hizo previamente el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, les ha dado la razón, e incluso, al parecer, ha ido más allá en su argumentación. Pero como no tengo todavía ninguna de las dos Sentencias, me reservo el comentario y la opinión para cuando consiga leerlas. Ya saben que en esto del derecho, tan importante es la decisión como las razones que la avalan. A veces, con buenos argumentos tomamos malas decisiones y en otras ocasiones decidimos bien pero argumentamos mal. Y como en el reportaje periodístico se mezclan diferentes argumentos y opiniones, prefiero esperar a ver qué ha dicho realmente el Tribunal.

Sin embargo, entre esas opiniones que recoge el reportaje periodístico (que yo he leído en la versión digital de El País y puede consultarse aquí), hay una que me ha llamado la atención: Según su experiencia, dice uno de los expertos consultados por el periódico, "quien se opone al wrongful birth lo hace por cuestiones ideológicas, no jurídicas".

La afirmación me sorprende porque es un argumento que se está convirtiendo en un lugar común últimamente, que ya he visto esgrimir a propósito de otros asuntos y porque así enunciado resulta un tanto falaz (en mi modesta opinión). Siempre pensamos que nuestras posturas se fundamentan en razones mientras que los demás las sostienen sobre creencias. Pero lo cierto es que tanto en uno como en otro caso las argumentaciones suelen remitir a valores o principios cuyo fundamento último es ideológico.

Entiéndaseme: no estoy adoptanto una posición en torno a la cuestión del "nacimiento equivocado" (no todavía, antes de conocer el fundamento de las sentencias) sino sobre las condiciones para adoptar esa posición. Por supuesto que quienes se oponen a la doctrina del "wrongful birth" lo hacen por razones ideológicas; pero las razones de quienes defienden esa doctrina son también igualmente ideológicas —aunque diversas, imagino. La cuestión es sí esas razones, tanto en uno como en otro caso, encuentran además algún fundamento doctrinal o normativo —jurisprudencial, legal, constitucional. Dicho de otra forma: en cuestiones como la que refiere el reportaje, puede que el debate no tenga lugar sólo entre juristas —de un lado— y moralistas o ideólogos —de otro—, como podrían pensar algunos, sino entre juristas de ideología diversa.

30 años "arando" por la paz

El 9 de septiembre de 1980, ocho desobedientes civiles irrumpieron en la planta de la "General Electric" en King of Prussia, Pennsylvania, donde se fabricaban parte de las cabezas nucleares Mark 12-A, para protestar contra la guerra y la carrera de armamentos; golpearon con martillos dos de los conos preparados para albergar cabezas nucleares y vertieron sangre sobre los documentos. El gesto y el nombre escogido por el grupo respondía a una cita del libro del profeta Isaías “De las espadas forjarán arados, y de sus lanzas podaderas” (Is. 2, 4). E iba bautizar el movimiento de los diversos grupos que desde entonces han venido llevando a cabo acciones de desobediencia civil en Estados Unidos, Australia, Alemania, Holanda, Suecia, Irlanda e Inglaterra: Plowshares (arados).

Para más información:


viernes, 3 de septiembre de 2010

Evaluación a la boloñesa

Voy poniendo las notas, a través de la plataforma informática de la Universidad. Voy introduciendo en el ordenador las calificaciones numéricas de los estudiantes que se presentaron al examen y el sistema, automáticamente, genera la nota final: 5... aprobado; 7... notable; 3... suspenso; 6,5... aprobado...

Uno de los estudiantes tiene un cero. Se presentó al examen pero lo entregó literalmente en blanco, así que introduzco la calificación, doy al "enter" y automáticamente aparece... "no presentado". Pero él sí se presentó, me digo a mí mismo, lo que pasa es que sacó un cero. Sin embargo, al parecer, no es posible calificar con un cero a un estudiante. Se supone que "algo" habrá puesto o "algo" habrá hecho: venir al examen. ¿Será un síntoma de la evaluación "a la boloñesa"?

No pasa nada. Corrijo: Fulano... 0,5; enter... "suspenso".