Revuelo generalizado. El presidente del gobierno anuncia en el Congreso una serie de medidas dirigidas a corregir el déficit económico. Entre ellas, una muy importante es la bajada del sueldo de los funcionarios una media de un 5%, lo que quiere decir que para muchos será más. Cirugía inevitable, dicen algunos; ajuste duro, lo definen otros. Quizás sea las dos cosas, no lo discuto, pero no deja de resultar difícil de tragar. Ya se sabe que con las cosas de comer no se juega.
De todas formas, uno puede llegar a asumir la necesidad de ciertos ajustes, pero no deja de resultar llamativo el vaivén y el juego de decisiones en uno y otro sentido. Este mismo año, hace unos pocos meses, el mismo Gobierno firmó un aumento de sueldo de los funcionarios públicos de un 0,3% y ahora que, según se nos dice, estamos saliendo de la crisis, lo que decide es reducirlo una media de un 5%. ¿En qué quedamos? ¿No sabían entonces lo que está pasando? ¿nadie es responsable entonces o ahora? O son tontos o nos toman por tontos. O, segura y desgraciadamente, las dos cosas.
Por otro lado, si se quiere realmente que uno acepte las medidas como algo necesario —en la línea del "estosololoarreglamosentretodos"— en estos casos no está de más predicar con el ejemplo, pero hacerlo de verdad, sin medias tintas ni poses para la galería. En su anuncio de medidas, el presidente del gobierno ha anunciado que ellos también se van a bajar el sueldo un 15%. Qué menos, ¿no presumen de ser funcionarios o servidores públicos? Calculo que ese porcentaje va a ser el mismo que el de muchas otras personas cuyo sueldo real —añadan dietas, complementos, prebendas y otras gaitas— no alcanzará ni a la mitad. Ya lo veremos. Pero no sólo es eso. Hace falta mucho más ejemplo.
Me dice un amigo que, como siempre, la crisis la vamos a pagar los funcionarios. No es verdad, le digo. Hay muchos otros que ya la han pagado, y mucho más que los funcionarios, como los parados o los pequeños empresarios que han visto quebrar su negocio, o los que nunca tuvieron nada ni siquiera antes de la crisis y ahora menos. Pero lo indudable es que hay algunos que nunca la van a pagar. Y entre estos últimos también está el gobierno.
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