Ayer por la tarde, en el Centro Pignatelli, un centenar de personas nos reunimos para reflexionar sobre la ética profesional ante la crisis. La jornada consistía en una mesa redonda moderada por José María Yusta y en la que participaban Manuel Badal (CESTE), María José González Ordovás (Universidad de Zaragoza) y María Jesús Blecua (Hospital Miguel Servet).
En el debate, las intervenciones parecían concluir que independientemente de que hayamos tocado o no fondo desde un punto de vista económico, desde el punto de vista moral seguimos sin llegar al fondo. A un fondo al que, seguramente, no vamos a llegar nunca porque no puede llegarse. En un articulo reciente publicado en la vanguardia, el filósofo Norbert Bilbeny subrayaba que la nuestra es una crisis de la verdad.
En su intervención, Manuel Badal recordaba que, contra lo que comúnmente se piensa, el objetivo o fin de la empresa no es maximizar el beneficio. La empresa necesita ganar, pero ese no es su objetivo, del mismo modo que respirar o comer no es el fin de la vida humana, sino el medio para subsistir. Seguramente saldremos de esta crisis, como se ha salido de otras, y desgraciadamente algunos se quedarán en el camino. La cuestión es, ¿para qué?¿y luego qué?
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