viernes, 18 de junio de 2010

En medio

Tarde calurosa, con el sol como enrabietado entre grandes nubes, como anuncio de verano. Ayer, la misma escena, pero con distinta temperatura, parecía un presagio del otoño. Es lo que tiene la primavera, que está en el medio. Nepantla.

Paseo por la calle, contagiado por la natural perplejidad del clima. Hoy es el último día del colegio, y me encuentro con familias que parecen salir de lo que ha debido ser el festival de fin de curso. En una de ellas mientras andan por la acera —su hermano arrastrando la mochila repleta de libros y sus padres cargados con más cosas— la hija mayor, de unos 12 años, va recitando a voz en grito lo que parece ser un cuento que ella misma ha escrito. Lo hace de forma pedante, distanciando el papel de la mirada, con la voz impostada y las maneras repipis de una actriz de película de Disney: "Aquel día... —declama— fue el último que supe lo que era la alegría... ". Resulta tan artificial su narración que por más que ella se esfuerza nadie parece escucharla, aunque todos la oyen. No tiene la frescura del relato de una niña, ni sus palabras rezuman un dolor verdadero. Quizás juega a ser mayor sin serlo. O está en el medio.

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