"... voy a derramar agua sobre el sequedal
y torrentes en el páramo..." (Is. 44,3)
y torrentes en el páramo..." (Is. 44,3)
Con unos cuantos amigos y amigas, hacemos una pequeña excursión a Uncastillo, recorriendo y recordando los espacios que poblaron algunos años de nuestra juventud, y reconociendo nuevamente el mensaje de gestos transmitido silenciosamente por sus piedras y que va apagándose lentamente, de generación en generación: Santa María, San Juan, San Felices, San Martín...
A la vuelta, el otoño empieza por fin a desperezarse y rompe a llover por el camino. Un fuerte y húmedo olor a tierra y cereal lo invade todo. El agua apaga la sed de los campos y despierta la nuestra. Otra sed.
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