jueves, 8 de julio de 2010

Los pilares de la paz

En el viaje relámpago del otro día me volví con un par de libros de Santa María de Huerta. Ninguno es novedad, pero los dos son actuales. Uno de ellos es La esperanza invencible, una recopilación de textos de Christian de Chergé, el monje trapense que fuera abad del monasterio de Nuestra Señora del Atlas, cerca de Tibhirine, en Argelia. Junto a otros seis compañeros de nacionalidad francesa, fue secuestrado en marzo de 1996 por el GIA (Grupo Islámico Armado) y asesinado tres meses después. Como superior del monasterio en el que vivía, y profundo conocedor de la cultura árabe y del país en que había decidido entregarse, De Chergé había impulsado un grupo interreligioso de oración que reunía a cristianos y musulmanes.

Empiezo el libro por el final y lo leo a saltos. Dadas las circunstancias en las que vivían y la amenaza constante que sufrían, hay muchos textos en los que el monje medita el previsible y fatal desenlace, incluido el que se convirtió en una especie de testamento póstumo que publicó el diario La Croix en mayo de 1996 (puede leerse un extracto aquí).

En el último de los textos que recoge el libro, una meditación sobre la cuaresma del 8 de marzo de 1996, el monje trapense resume en cinco palabras, a modo de regla mnemotécnica, los pilares de la paz: Paciencia, Pobreza, Presencia, Plegaria y Perdón. Y añade: "Como por azar, Perdón es el primer nombre de Dios en la letanía de los 99, Ar Rahman, Ar Rahman. Y la paciencia es el último de los 99, Es Sabour. Pero Dios mismo es pobre, Dios mismo está presente, y Dios mismo es plegaria. He aquí la paz que Dios da. No es como la que da el mundo".

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