
María José González nos recuerda que, en el fondo, la forma es fondo y la ciudad no es simplemente el contexto de nuestras relaciones, sino las relaciones mismas: más que terreno, espacio u objeto, dice expresamente, la ciudad es una relación, una forma de relación. De ahí la importancia de volver la mirada y la reflexión hacia las transformaciones y la intervención sobre esa dimensión privilegiada de lo social que "somos".
Los ensayos que agrupa De formas y normas hacen un repaso crítico a esas transformaciones en un mundo vertebrado absolutamente por el consumo: la zonificación y la dispersión de las urbes actuales como nuevas estrategias de "guetificación", la privatización del espacio urbano, la "estética del contenedor", las estructuras posturbanas... Crítica del presente que no es necesariamente nostalgia de ningún pasado, María José parece compartir las palabras de Luis Martín-Santos cuando afirma qu

Pero la reflexión crítica no está exenta de aspiración o deseo: "articular polis y urbs de modo adecuado a las nuevas realidades. Que la ciudad no sea Estado sin sociedad ni sociedad sin Estado, que la forma urbana no sea consagración legitimante de la desigualdad, que la administración de lo público procure los máximos niveles de justicia sin impedir la espontaneidad que en lo político llamamos libertad".
En algún lugar leí que un buen libro debería ayudar a conseguir al menos uno de estos cuatro objetivos: sabiduría, piedad, deleite y utilidad. En cierto modo, y a su manera, el libro de María José González ayuda en cada una de esas cuatro dimensiones.
Me has dejado con las ganas de leerlo. Intuyo que como banda sonora se le podría poner a Jonathan Richman con "Corner Store".
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